martes, 25 de septiembre de 2012

Regla Prohibida


En cinco segundos iba a sonar el timbre para anunciar el final de las clases.
¿Lo que siento? Alivio. ¿Por que? No solo porque el timbre va a interrumpir a la profesora de matemáticas en medio de una explicación y nos libraríamos todos de los deberes ya que antes de que la profesora avisara para que nos quedáramos en la clase un rato mas ya nos habríamos ido, sino también para poder salir de ese nido de animales con miradas furtivas hacia las cosas que se salen de lo común para ellos. Sí, yo soy esa de una de esas cosas, pero en este caso no soy cosa, soy persona.
Me enfurecen sus miradas repelentes por los pasillos cuando yo paso, con mis pintas, sí, sin ocultar como soy y como me siento. Parece que mostrar como eres , como te sientes y tus gustos no está entre sus cosas favoritas, creo que incluso es como una regla prohibida que yo me la salto por el forro del pantalón.
Cinco, cuatro, tres, dos, uno... cero... ¿Ring? Sí, ya ha terminado la clase.
Cojo mi mochila de calaveras, me ajusto bien mis baqueros rotos, ajustados y negros, y me bajo un poco la camiseta negra con una calavera grande en el centro.
Entre mi ropa oscura, mis ojos pintados de negro, mis labios rojos y mis pulseras de pinchos soy el blanco numero uno.
Me abalanzo hacia la puerta. Casi que corro hacia el exterior del instituto. Adiós personas sin rostros, ya casi no distingo unos de otros, vais mejorando en el arte de la copia y falsificación, hasta mañana.


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